viernes, 15 de marzo de 2013

Levantamiento Campesino 1932



La matanza comenzó el 22 de enero de 1932, en los municipios de Ahuachapán, Juayúa, Tacuba, Izalco y Nahuizalco. Las comunidades indígenas de estas zonas pagarían ese día el precio de revelarse contra el régimen clasista que por décadas los había mantenido en la miseria y despojados de sus herencias ancestrales como la tierra y la identidad.

La insurrección indígena de 1932 en el occidente del país, durante el régimen militar del General Maximiliano Hernández Martínez fue una respuesta al autoritarismo oligárquico y capitalista de la época, que provocó ejecuciones y el aniquilamiento masivo de campesinos que eran considerados “comunistas”. El lema de Hernández Martínez era: primero fusilen y después averiguan…

La matanza comenzó el 22 de enero de 1932, en los municipios de Ahuachapán, Juayúa, Tacuba, Izalco y Nahuizalco. Las comunidades indígenas de estas zonas pagarían ese día el precio de revelarse contra el régimen clasista que por décadas los había mantenido en la miseria y despojados de sus herencias ancestrales como la tierra y la identidad.

Los míseros salarios en las fincas de los terratenientes, la mala alimentación y los maltratos a los que eran objeto los indígenas, así como también la ley que Hernández Martínez impulsó para expropiar las tierras comunales y ejidales en todo el territorio salvadoreño incrementaron el descontento en los pueblo originarios.


El 24 de enero de ese mismo año los militares comenzaron a masacrar grupos de indígenas desarmados, los muertos se contaban por miles en diversos municipios del occidente. Todo el que usaba el refajo, el cotón o hablaba el Nahuat era considerado enemigo comunista y tenían que matarlo. Los terratenientes y hacendados como Gabino Mata justificaban los asesinatos diciendo que “si no los matábamos, ellos nos habrían matado a nosotros”.
Alrededor de 30 mil indígenas fueron fusilados en todo el país. En Izalco fueron asesinados más de 10 mil, con la modalidad de que en este lugar se asesinó solo a hombres y niños arriba de los doce años.

El líder del movimiento insurreccional, Feliciano Ama fue capturado por los militares en los huatales de Izalco, fue arrastrado por las calles del pueblo, y colgado de un árbol de Ceiba en el parque central frente a una multitud de indígenas con el objetivo de infundirles miedo y terror y dejarles en claro que todo aquel que se revelara tenía el mismo destino, la muerte.
A partir de ese momento el miedo quedó impregnado en las poblaciones originarias y durante las décadas venideras casi nadie querría hablar sobre el tema por temor a ser perseguido y aniquilado, incluso muchas familias llegaron al punto de cambiarse el apellido.


Fusilados por ser Opositores


Entre los líderes del levantamiento campesino en 1932 estaban Farabundo Martí, los estudiantes de la Universidad de El Salvador Luna y Zapata y el campesino Feliciano Ama, que luego de que el gobierno encontrara información sobre sus intenciones de oposición hacia el gobierno de Martinez, fueron arrestados y luego de darse la insurrección fueron Fusilados por estar en contra del gobierno de Hernández.



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